No estaba enterado de la situación del Consejo Universitario, mucho menos de que hubiera intenciones de fraude por parte de la administración, no puedo negarlo sentí culpa por no votar, de algo hubiera servido informarme qué consejeros convenían al proyecto.
Después, empecé a ver los videos en los que se percibe un claro desorden con las boletas electorales, por decirlo de una manera, me empezó a caer el veinte de que habían hecho algo turbio los organizadores. Pensé que se arreglarían sin muchos contratiempos, que harían nuevas elecciones donde hubiera algo polémico, alguna solución sencilla y democrática, pero de parte de la administración hicieron correr todos los rumores posibles contra los huelguistas, menos que estuvieran defendiendo su voto, eso me llamó mucho la atención, porque la salida del conflicto yo la seguía viendo fácil. Entonces, era claro que la administración no quería llegar a un acuerdo, estaba empeñada en dejar las cosas tal y como al inicio del conflicto, los huelguistas tenían razón al pedir legalidad, claridad y negociación.
Me indignó mucho saber el 10 de septiembre que habían recurrido a taxistas piratas en el plantel de Cuautepec para ir en contra de la huelga, es decir, que se estaban utilizando grupos de choque en contra de la comunidad universitaria, algo que no me cabía en la cabeza, ya que durante años mi universidad se distinguió por ser un lugar pacífico y de una mentalidad moderna.
Por otra parte, las declaraciones de la rectora en los medios electrónicos tenían más intenciones de desquiciar a la comunidad y desinformar, que de resolver cualquier problema, primero decía que los paristas eran una minoría, cuando salieron a las calles y vio que no eran pocos argumentó que pertenecían a grupos de MORENA, luego los culpó sin pruebas de que eran cuasi paramilitares, drogadictos, después golpeadores y por último viles rateros, por lo que pedía la intervención de la fuerza pública en contra de los alumnos. Además de que su grupo se encargó de difamar a la ALDF que había actuado como mediador, alegando que eran corruptos y no respetaban la autonomía de la UACM, claro con el fin de desconocer cualquier acuerdo alcanzado.
Los medios masivos aprovecharon esta crisis para hablar mal de una universidad creada por la izquierda, en especial de un proyecto educativo impulsado al principio por Andrés Manuel López Obrador, líder político que critica el neoliberalismo desmedido y los monopolios, motivo por el que Televisa y otras cadenas informativas a favor de esos grandes intereses vieron en la huelga una vía para atacar a la izquierda y a AMLO. También, en esos medios se arremetió contra el modelo educativo de la UACM, sin siquiera mencionar que es una universidad que integra entre sus estudiantes a trabajadores y presos; y que los resultados están planteados en otros sentidos a los acostumbrados a las demás organizaciones educativas. Tampoco mencionaron que el motivo de la huelga se debía a que no se había respetado el resultado de las urnas y que habían subido a los que no habían ganado.
La huelga la viví con asombro y coraje al principio, después me di cuenta que el único talento que tenía rectoría era la difamación y la trampa, por lo que tarde o temprano la verdad y justicia darían su fruto, eso me dio tranquilidad y esperanza. Así viví la huelga de mi querida UACM.
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